Javiek, Una historia de violencia
La tierra tiembla los días que Javiek se levanta con el pie izquierdo y desgraciada o afortunadamente eso ocurre casi todas las mañanas. No se si será por la posición de los astros, el nivel de las mareas o por qué maldita razón, pero el caso es que su mal humor se incrementa conforme se acerca el sábado.
Javiek permanece en un estado más o menos sosegado los días laborables que vamos a visitar al señor Terra. Pero como he dicho antes, en cuanto llega el fatídico día su furia se incrementa de manera desproporcional. ¿Acaso recordáis una tarde de sábado en La Principal sin que Javiek intente romper las cajas de solares, de puñetazos al reposamanos del teclado o ensaye golpes mortales con la porra? Yo, desde luego, NO.
La cosa se pone aun más dramática cuando llega la noche. En cuanto llegamos a Torrelavega, Javiek apea sus Dr. Martens del taxi, y mira detenidamente a su alrededor divisando a una serie de personajes que aumentan sus ganas de aniquilar: perros flauta, latin kings, kies de medio pelo, gitanillos o drogatas sidosos (léase Palomera) hacen que nuestro violento amigo, y la punta de acero de sus botas, desearan vestir un uniforme de la guardia civil para poder repartir a diestro y siniestro de una manera más o menos legítima (siempre se puede decir que estos desechos humanos estaban alterando el orden público con su provocativa actitud/vestimenta)
Pero si creéis que ésto es todo estáis muy equivocados. Quien conozca a Javiek sabe que todo lo relatado hasta ahora es solo una pequeña parte de lo que puede llegar a ofrecer su furia: solo es la punta del iceberg, porque todos los factores expuestos se incrementan cuando el alcohol penetra por su garganta. Esta afirmación es causa de numerosos debates sociales, puesto que diversos estudios sostienen que el simple hecho de que su mano establezca contacto con el recipiente del alcohol le convierte en el ser ultra-agresivo que todos conocemos. Revienta transformadores, puertas... lo que se ponga por delante ¡Y que sea así por muchos años!
¡Brindemos por el gran Javiek y su furia asesina!
La cosa se pone aun más dramática cuando llega la noche. En cuanto llegamos a Torrelavega, Javiek apea sus Dr. Martens del taxi, y mira detenidamente a su alrededor divisando a una serie de personajes que aumentan sus ganas de aniquilar: perros flauta, latin kings, kies de medio pelo, gitanillos o drogatas sidosos (léase Palomera) hacen que nuestro violento amigo, y la punta de acero de sus botas, desearan vestir un uniforme de la guardia civil para poder repartir a diestro y siniestro de una manera más o menos legítima (siempre se puede decir que estos desechos humanos estaban alterando el orden público con su provocativa actitud/vestimenta)
Pero si creéis que ésto es todo estáis muy equivocados. Quien conozca a Javiek sabe que todo lo relatado hasta ahora es solo una pequeña parte de lo que puede llegar a ofrecer su furia: solo es la punta del iceberg, porque todos los factores expuestos se incrementan cuando el alcohol penetra por su garganta. Esta afirmación es causa de numerosos debates sociales, puesto que diversos estudios sostienen que el simple hecho de que su mano establezca contacto con el recipiente del alcohol le convierte en el ser ultra-agresivo que todos conocemos. Revienta transformadores, puertas... lo que se ponga por delante ¡Y que sea así por muchos años!
¡Brindemos por el gran Javiek y su furia asesina!
Para que nunca se te acaben las ganas de matar.
2 Comments:
¡Prosit! Me gustaría apostillar una cosa. Cuando Javi coge la porra que tengo en mi casa y empieza a golpear algo hay un cambio radical en su cara... puedes ver como la ira, la violencia y el odio afloran y ver como para el la caja de cartón pasa a ser el centro de su furia. Cuando me amenaza a mí, aunque sea de broma, la cara que pone también es de aupa...
A veces soy víctima de esa violencia, pero en el fondo es buen chaval, hombre. (Ay...)
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